La Iglesia frente al Mal de la Sociedad

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Por Samuel A. Alemán

Hace poco recibí́ un emotivo video donde se denuncia a un falso evangelio, lleno de prejuicios y odios, para abogar por el verdadero evangelio de Jesucristo. En el mismo se confronta a los tienen un evangelio sin amor por las personas, que desprecia a la gente por su raza, estatus legal, condición social, sexo, orientación sexual, etc. En otras palabras, desenmascara a quienes llamándose cristianos han renunciado al amor para abrazar al juicio, el enfrentamiento y la intolerancia. Todo eso está muy bien, pero no olvidemos la raíz del mal, no sea que solo miremos resultados olvidando algo mucho más profundo.

En el video se muestra que el verdadero evangelio rechaza a las fronteras entre países y los muros que se construyen entre ellos, así́ como a la aplicación de leyes migratorias que afectan a tantas personas. Creo que esas realidades negativas son solo la reacción necesaria al mal real llamado pecado y es precisamente ahí́, donde el evangelio puede hacer la diferencia. No pretendamos dirigir nuestro mensaje a las consecuencias, el evangelio debe de ir a la raíz y solucionar realmente al problema. Mientras haya maldad y pecado las sociedades se defienden y hay sufrimiento, sobre todo en los más vulnerables. Esa es la triste e injusta realidad.

Si la justicia y el amor reinasen, todos unidos en amor fuésemos de un solo país: el mundo; nos entendiéramos con el idioma universal del amor y se acabarían las fronteras sin necesidad de muros ni regulaciones migratorias. Pero en el mundo actual, eso no va a pasar.

Recuerdo cuando se inauguró la cárcel del condado de DeKalb donde se encuentra el edificio de nuestra iglesia, que hubo una gran concentración llamada: “Mantengamos a la cárcel vacía”, pero, en pocas semanas ya estaba bien ocupada porque la realidad es que existen muchos violadores de la ley en el condado. No pensamos que porque desarmemos a la policía cesará la violencia o porque se cierren las farmacias se acabarán las enfermedades.
Lo que vemos en la sociedad es el resultado de una realidad: un mundo caído, donde el pecado reina y donde su príncipe es Satanás.

Entonces, sí, con el amor inclusivo de Jesucristo, acercándonos sin prejuicios a los más rechazados predicando el evangelio de salvación y vida nueva, para que, de adentro hacia fuera, el reino de Dios sea establecido y caigan los muros, los odios, las discriminaciones y abusos. Jesucristo sigue siendo la única respuesta a este mundo perdido que sufre. Con un hombre nuevo, nuevas serán todas las cosas.


Samuel A. Alemán

Samuel A. Alemán es el pastor de la Iglesia Bautista Internacional en Decatur.

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